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viernes, 14 de enero de 2011

Y fueron felices y comieron tofu

Leo en la sección cultural de El País que la nueva Lisbeth Salander, ya saben, la hacker más famosa del mundo gracias a Millenium de Stieg Larsson, va a ser más agresiva y dará miedo en la nueva adaptación al cine que está preparando David Fincher de Los hombres que no amaban a las mujeres.

El guionista de la nueva película, Steven Zaillian, óscar por La lista de Schindler, ahí es nada, "va a hacer que Blomkvist sea menos mujeriego, que Salander sea más agresiva y, sobre todo, va a cambiar completamente el final". Y aquí es donde quería yo llegar: ¿puede ser esto cierto? ¿Puede cambiarse el final de un libro en su adaptación al cine?

Si es así, quizá veamos pronto cómo Madame Bovary, la archicononocida Emma, supera todos sus problemas y vive un feliz matrimonio con Charles. No sería de extrañar, tampoco, que Julieta sobreviva a la imagen de su amado Romeo y rehaga su vida dando clases de costura para niñas de un hospicio. O que, para evitar el sobrecogimiento, Bruno, el niño sin el pijama de rayas, saque a su amigo Schmuel de su encierro. En una versión más contemporánea, ambos amigos son pareja de hecho. ¿Qué tal si hacemos del Quijote un hombre más centrado, sin tantos pájaros en la cabeza, enamorado de las plantas en lugar de las novelas de caballerías?

Absurdo, ¿verdad? Quizá como ejercicio de escritura creativa sea interesante cambiar los últimos párrafos a historias ya escritas; es divertido, de hecho. Pero no creo que una adaptación al cine tenga que pasar por cambiar radicalmente el final. Llámenme reaccionaria, si quieren, pero yo quiero que coman perdices, no tofu, quienes han conseguido ser felices.


Rosa María García

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